El Institut Mallorquí d’Afers Socials (IMAS) ha realizado por primera vez una encuesta a las personas usuarias de sus centros de la red de inclusión social con el objetivo de determinar sus características y necesidades específicas y articular así políticas efectivas que den respuesta a las necesidades del colectivo.
El estudio se llevó a cabo entre los meses de enero y febrero de 2021, coincidiendo con la activación del protocolo por onda de frío, a un total de 191 de las personas alojadas en Ca l'Ardiaca, sa Placeta, Primera Acogida , Casa de Familia y en los pisos de los programas de Housing First y Housing Led.
La vicepresidenta segunda del IMAS, Magdalena Gelabert, ha destacado que «hay que construir el nuevo modelo de inserción social a partir de tres pilares básicos que serán la perspectiva de género, las enfermedades mentales y los grupos de edad para que las necesidades de cada uno de los perfiles de estos colectivos no son las mismas y necesitan una atención específica».
Actualmente, más del 82% de las personas de la red son hombres y la presencia de mujeres es minoritaria, por lo que, desde la vicepresidencia segunda del IMAS, que gestiona el área de Inclusión Social, han comenzado en adecuar espacios específicos para mujeres a los centros de la red de inclusión y plantean la creación de un centro de primera acogida sólo para este colectivo. Asimismo, se está trabajando en la formación del personal del IMAS desde la perspectiva de género para mejorar la atención a las personas usuarias según su sexo.
La mayoría de personas en riesgo de exclusión tienen entre 45 y 64 años, un 24,6% tienen menos de 44 años, y un 13,1% tiene más de 65 años. En este sentido, el director insular, Guillermo Montero, ha explicado que ya se han puesto en marcha los trámites necesarios para impulsar el proyecto de un centro especializado en la atención a las personas jóvenes con programas específicos de inserción laboral para «evitar que vivan en el ambiente de cronificación de las personas que llevan muchos años en la red y no tienen edad para acceder al mundo laboral». Además, se está trabajando con la Dirección Insular de Atención a Sociosanitaria en la agilización del acceso a las residencias de las personas usuarias de la red mayores de 65 años como para formar al personal de estos centros de mayores en la atención específica de las personas mayores que provienen de programas de inclusión.
El principal problema de salud que alegan las personas encuestadas son enfermedades mentales (34,6%). Para darle respuesta, el IMAS ya trabaja en la incorporación de psicólogos para que todos los centros de la red dispongan de uno propio, además de los que ya trabajan en servicios como Casa de Familia y sa Placeta o los programas de Housing First y Housing Led. Igualmente, el IMAS tiene previsto sacar a licitación un nuevo servicio sociosanitario para alojar y atender a aquellas personas sin techo que requieren una atención especial, bien por problemas derivados de una enfermedad mental y por algún tipo de discapacidad física.
La Dirección Insular de Inclusión Social del IMAS cuenta este año 2022 con un presupuesto de 3,7 millones de € que se empleará mayoritariamente en adquisición de nuevas instalaciones y la adecuación de las instalaciones de acuerdo con las necesidades específicas de cada uno de los perfiles que podemos encontrar entre las personas usuarias de la red y que han quedado patentes a raíz de esta encuesta.
Datos de la encuesta
De las 191 personas entrevistadas, un 82% son varones y mayoritariamente de nacionalidad española. Por edades, la gran mayoría de las personas encuestadas tienen entre 45 y 54 años, mientras que justo un 7,3% tienen menos de 34 años, un 17,3% entre 34 y 44 años y un 26,2% entre 55 y 64 años. En cuanto a los estudios, justo un 11% reconoce no tener ningún tipo de estudios, mientras que la mayoría (un 41,9%) ha cursado estudios primarios, seguido de un 33% que cuenta con estudios secundarios y un 6,3% que ha realizado estudios superiores.
En cuanto a los motivos por los que han perdido el lugar en el que vivían antes de acceder a los recursos de la red, los principales son problemas económicos (46%), laborales (31,4%), familiares (30,9%), pero consumo de alcohol o drogas (27,7%) y problemas de salud (17,3%). En este sentido, un 40,3% de las personas encuestadas asegura que vivía en una casa propia, mientras que un 33% lo hacía en un piso compartido o en casa de amigos o familiares. Si desglosamos este dato desde la perspectiva de género, las mujeres mayoritariamente vivían en una casa propia (46,9%) frente al 39,5% de hombres. Igualmente, casi un 70% de los usuarios encuestados de ambos sexos encuestados reconocen haber dormido alguna vez en la calle y un 56% reconoce que el alojamiento individual sería su hogar ideal.
Por lo que respecta a los ingresos económicos, un 46,6% justo cuenta con ayudas públicas como la pensión (27,7%) o el subsidio de desempleo (8,4%) y un 50,8% reconoce estar satisfecho con las ayudas sociales. De las 191 personas usuarias entrevistadas, un 37,2% acudió recientemente a las oficinas del SOIB, un 29,8% de los talleres de inserción y un 12,6% en centros de formación. En cuanto a las necesidades médicas de las personas usuarias de la red de inclusión, el porcentaje mayor (un 34,6%) asegura sufrir alguna enfermedad mental.
Puede consultar toda la encuesta haciendo clic aquí.